En el rincón más oculto de la fantasía, la realidad baila una danza macabra con la ficción y los recuerdos disfrutan sus días cortejando a los deseos, que juegan caprichosos por los bucólicos jardines del palacio de la esperanza. Allí todo tiene un lugar donde reposar como una gota de agua que se funde al caer en el mar. Os doy la bienvenida a un mundo donde el caos cobra armonía... esto es el mundo de Doblezero.

sábado, 21 de agosto de 2010

Viaje al centro de la tierra (Porque no todo el cine es bueno)

Viaje al centro de la Tierra tiene pretensiones de originalidad e innovación. Busca una nueva adaptación del clásico libro de Julio Verne, del mismo título, evitando en todo lo posible que la acusen de ser un remake. Y, al querer todo esto, solo nos puede ofrecer una nueva oleada de clichés propios del cine comercial, que esconden un guión y un argumento simplísimos, que parecen hechos a contrarreloj.
Spoiler:
La película se centra en las peripecias de tres aventureros que llegan a lo que supuestamente sería el centro de la tierra, y que no es más que una especie de planeta inmerso en el ya nombrado. Comenzamos a observar el absurdo de la situación: cuando los protagonistas deberían estar agobiados por las altísimas temperaturas y aparecer con indumentarias rotas, sucias y mojadas, aparecen ropas impecables y nos encontramos sin atisvos de sofoco.


Examinemos a los protagonistas:
-Brendan Fraser: Deberíamos compadecernos de él. Si a Daniel Day Lewis le dejaron un año entero para preparar su papel de magnate del petróleo en Pozos de Ambición, a Fraser le deberían haber dejado toda una vida para preparar su rol en esta obra, y es que lo presentan con un sinfín de ocupaciones: arqueólogo, minero, biólogo, físico, químico, ingeniero informático, vulcanólogo, marinero, pirotécnico, buzo... esto y mucho más aderezado con unas dotes atléticas excepcionales: hace saltos de récord olímpico, se cuelga en las barcas con la agilidad de un experto gimnasta, su natación solo encuentra parangón en la de Michael Phelps y su velocidad pone en ridículo los récords de Usain Bolt.
Por Dios, está bien querer imitar a Indiana Jones; pero no, quererlo dejar en mal lugar.
-La chica: Sin duda, los fans de Doraemon deberían abstenerse de ver esta obra, dado que la chica no es más que una competidora del simpático muñeco de animación. Y es que, su mochila, que da la impresión de ser normal, parece tener unas caracterísiticas sobrenaturales; si no, es imposible explicar como de ella pueden salir: multitud de bengalas, tela suficiente para fabricar una vela, tres cascos con linternas, varias barritas energéticas y, al menos, 180 metros de cuerda, si no me fallan los cálculos.
¡Que tiemble Doraemon, esta chica no se anda con bromas!.
-El niño: ¿Qué se va a decir de un niño mimado que hace de niño mimado?
Hay que ver los avances tecnológicos de los que podemos gozar... ya podemos entrar en el Google a más de 10000 pies de altura a través del Wi-Fi de una PSP sin tener que sufrir tiempos de espera... y a mi, que no me dejan encender ni el móvil cuando viajo en avión...
Aunque, lo mejor de la película son los diálogos filosóficos del niño: "¿Y esto qué es?", repite constantemente. ¿Es que se encuentra siempre ante la infinitud de lo desconocido y busca explorar todo aquello que lo hace sentirse pequeño... o será más bien que se hace esta pregunta al ver los desastres argumentales que se suceden a lo largo del desarrollo de la película?
En fin, si usted pretende viajar a Islandia, recuerde que la franja diurna dura 6 meses y no 12 horas.
Para finalizar, querido amigo, me gustaría pedirle que me avisase si conoce la marca de gomina de los protagonistas, ya que resiste caídas kilométricas, inmersiones en grandes océanos y carreras sin fin... sin dejar que se mueva ni un solo pelo.

2 comentarios:

  1. me encantoo estaa!!
    sobretodo lo de la gominaa!!
    jajajaa
    soi martaaa!!
    un besooo

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  2. me encanto mucho la pelicula

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