En el rincón más oculto de la fantasía, la realidad baila una danza macabra con la ficción y los recuerdos disfrutan sus días cortejando a los deseos, que juegan caprichosos por los bucólicos jardines del palacio de la esperanza. Allí todo tiene un lugar donde reposar como una gota de agua que se funde al caer en el mar. Os doy la bienvenida a un mundo donde el caos cobra armonía... esto es el mundo de Doblezero.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Los mejores 25 largometrajes que he visto de antes de los '70.

Cualquier amante del cine sabe que por su interior siempre fluye, con la fuerza de la lava espesa de un volcán, una vena nostálgica que le invita a cerrar sus ojos y contemplar el mundo de fantasía que se fue fraguando con el yunque de la tecnología y la maza de la originalidad que un sinfín de personajes fue ideando desde que en 1898 los hermanos Lumierè tuvieron la osadía de querer encerrar el movimiento en una pequeña cinta; una cinta que será desde aquel momento en adelante la prisión donde lo posible y lo imposible traban amistad; la cinta donde nacía el único arte capaz de contener en sí todas las restantes artes...
He aquí mi lista de los 25 títulos de antes de 1970 que más han despertado mi curiosidad (para más información, pinchando sobre el título se abrirá un enlace a su página correspondiente en la página web de filmaffinity):

lunes, 23 de agosto de 2010

Recuerdos y tulipanes (2)


Sin embargo, cayó en la cuenta de que aquel sufrimiento reforzaría, todavía más, la heroicidad de su vida. Así, movida por el egoísmo de quien sabe que todo su esfuerzo será reconocido, aún pudiendo vanagloriarse sacando a la luz su “humildad” y su “desinterés”, sus dedos se tensaron clavando las uñas de sus manos en el sucio y resbaladizo asfalto, iniciando toda una liturgia con su cuerpo: sus codos rasgaban el asfalto impulsando, con la ayuda de sus caderas, aquel cuerpo semialetargado, e inútil para llevar a término lo que deseaba en aquel momento: escapar de la muerte y conseguir...
-Veamos, señorita Belladona, ¿podría dejarse usted de tanto discurso barato y comenzar a exponer lo que sucedió con los archivos y cuál es el paradero de la doctora Velázquez?
Queridos amigos, ya que el magistrado del caso Velázquez, el “ilustre” doctor don Enrique Forbes de Araujo, ha decidido cortar de improvisto el transcurrir de mi exposición con la escasa amabilidad y la denostada impaciencia que posee un magistrado con una treintena de años desempeñando el mismo cargo, debo hacer gala del tiempo que el dios Cronos (y digo Cronos porque hoy en día no se puede nombrar al verdadero creador del tiempo) me brinda y comenzar por lo que debería haber hecho al empezar a relatar estas páginas: darme a conocer.
Mi nombre es Silvia Belladona. El segundo apellido no lo he nombrado ni, por supuesto, voy a hacerlo, al igual que tampoco os he dicho mi verdadero nombre. No porque quiera ser conocida por mi prepotencia (aunque evitando juicios valorativos, que no son necesarios para el fin que buscamos ahora, tampoco doy por supuesto que no tenga la susodicha prepotencia) ni mucho menos porque estime probable que se vaya a hacer equivaler mi parca personalidad a la del más excéntrico superhéroe.
En fin, para evitar la rimbombancia verborreica que hace cuestión de segundos despertó el ánimo e hizo claudicar la paciencia del magistrado, me limitaré a aclarar lo que seguramente ya circula por la mente de tan ávidos lectores, y es que, el no manifestar el apelativo por el que mis padres me dieron a conocer a la sociedad es simplemente para poder sobrevivir en este mundo donde el poder se confunde con la corrupción y la justicia con su contrario.

sábado, 21 de agosto de 2010

Recuerdos y tulipanes (1)


Desafiando las leyes de la física, sus pies enfundados en unas sencillas, a la par que elegantes, bailarinas de color beige se deslizaban, aunque no sería fantasioso decir que volaban, sobre el frío asfalto de aquel oscuro lugar creado por la mano del demonio.
Su cazadora de piel no podía contener su pecho, que buscaba esfumarse a un lugar recóndito, alejado de aquel terror que transformaba su sangre en veneno, un veneno que comía sus entrañas.
Las gotas de agua caían con furia. Ella sentía como si cien mil alfileres se clavasen en su rostro anticipando su muerte; sus dorados y otrora seductores rizos se habían transformado en una masa compacta que únicamente dificultaba su veloz peregrinar hacia el infinito.
Un sudor frío brotaba de su cuerpo sobre la madura piel, en la que se empezaba a notar, sin posibilidad de disimulo, el largo transcurrir de los años. Soportando, aunque sin otra alternativa, las inclemencias del tiempo, aquel mismo sudor se osaba a abalanzarse iracundo a lo largo de su estrecha frente. Como si de un tobogán se tratase, su nariz acogía a lo largo de su envergadura el transcurrir de aquellos ríos que desembocan en sus labios. Allí se condensaban con las gélidas expiraciones que no parecía pudiesen manar de unos pulmones tan diminutos.
En el transcurrir de esta huída frenética el pánico tensaba sus músculos; las uñas de las manos se clavaban en sus palmas como si fuesen avestruces escondiéndose del peligro. Sus brazos, sin embargo, parecía que se dislocasen en aspavientos variopintos que cortaban el aire con violencia.
Dobló en la primera bifurcación que encontró para intentar perderse, o mejor esconderse, entre los muros de aquel barrio laberíntico. Vanamente repitió el proceso en varias ocasiones hasta que el gemelo de su pierna izquierda se alzó en rebelión contra el resto de su cuerpo tensándose con firmeza hasta que logró que ella cayese al suelo acusada por el agobio. Un sollozo burló entonces aquel silencio interminable mientras recordaba con nostalgia y lamento las horas de gimnasia rítmica que habían hecho de ella una atleta sin parangón; una atleta sin parangón en su infancia y juventud, obviamente. En este preciso momento en que necesitaba todas sus cualidades, sin embargo, se hallaba sola e indefensa ante aquel claustrofóbico callejón que probablemente sería el paredón que pondría el paréntesis final a su vida sacrificada pero poco fértil.
Allí, tirada en la calle, sin poder mover su pierna, era talmente como un cervatillo enredado en una retama que aguardaba sin esperanzas la llegada del cazador. El pavor era tal que por un momento su mente se cubrió con un velo de luto; deseaba que todo acabase. Quería ser encontrada por fin y entregarse a aquella funesta muerte de una vez por todas.

Funny Games (lo mejor de Michael Haneke)


Funny Games es la representación de una película tanto extraordinaria, original, entretenida... como dramática, dura, sanguinaria, cruel... pero que, al fin y al cabo, encierra un mensaje severo y claro, que podemos entender en clave de metáfora: es una crítica a las nuevas propuestas cinematográficas, donde la violencia es gratuita y no encierra más que un sinsentido total, y que, pese a ello, entretiene y divierte a los espectadores, quienes se recrean en el dolor ajeno sin el menor atisvo de compasión...
Michael Haneke nos presenta una obra con un guión muy cuidado, en el que los protagonistas realizan unas interpretaciones tan puramente realistas, que dotan a la película de unos niveles de tensión que solo son posibles de entender llevando a cabo el visionado del film. Y, con gran pena por tener que contradecir al maestro del suspense, tengo que decir que en esta película se demuestra que la tesis de Alfred Hitchcock, por la cual afirmaba que en las películas no se debe trabajar con niños, es errónea, ya que el niño protagonista de esta obra ya supone una excepción.
Es especialmente relevante la caracterización de los allanadores, que suponen, curiosamente, uno la antítesis del otro: moreno, delgado, frío y calculador, por un lado; rubio, gordo, bobo y sentimental, por otro... pero, unidos por el carácter sanguinario y despiadado.
spoiler:


Ni que decir tiene que el agobio del espectador está asegurado, sobre todo en el momento de clímax de la película, cuando los secuestradores asesinan al niño mientras padre y madre observan, aterrados y paralizados por el sufrimiento, como cae el cuerpo, ya sin vida, de su vástago.
Para dar rienda suelta al morbo y a la fantasía de los espectadores, Haneke realiza un hábil juego de imagenes mediante las cuales evita, a través de pequeños detalles, la grabación explícita de las secuencias violentas. Así podemos observar una pelota de golf que intuye el fatídico desenlace, o una televisión que nos sitúa fuera de la acción principal en el momento del primer disparo...
Pero, sin duda, lo más bello y a la vez repulsivo de la película, es la capacidad de manejar a la familia, como si de títeres se tratase, de que el director dota a los asesinos: el desenlace fatal ya está decidido, y si alguien intenta cambiarlo, basta con rebobinar la escena.
Por si no quedaba claro que era una crítica, Haneke nos demuestra ese hecho a través de la boca de los secuestradores, que intentan entablar diálogo con el espectador, pidiendo, incluso, su consejo.
Como punto de contrapartida podemos afirmar que en algunas escenas el director intenta realzar tanto el dramatismo, que las alarga tanto que llegan a ser tediosas: la escena de los créditos iniciales, las esperas en el hall de entrada o la susodicha escena del marido y la mujer ante el cadáver de su hijo... son pruebas de ello; aunque, haciendo gala del control que tiene sobre su obra, Haneke nos pone de manifiesto su maestría aportándole el dinamismo necesario en las escenas de las huídas.
Sin duda, es una película imprescindible para los amantes del suspense.

Viaje al centro de la tierra (Porque no todo el cine es bueno)

Viaje al centro de la Tierra tiene pretensiones de originalidad e innovación. Busca una nueva adaptación del clásico libro de Julio Verne, del mismo título, evitando en todo lo posible que la acusen de ser un remake. Y, al querer todo esto, solo nos puede ofrecer una nueva oleada de clichés propios del cine comercial, que esconden un guión y un argumento simplísimos, que parecen hechos a contrarreloj.
Spoiler:
La película se centra en las peripecias de tres aventureros que llegan a lo que supuestamente sería el centro de la tierra, y que no es más que una especie de planeta inmerso en el ya nombrado. Comenzamos a observar el absurdo de la situación: cuando los protagonistas deberían estar agobiados por las altísimas temperaturas y aparecer con indumentarias rotas, sucias y mojadas, aparecen ropas impecables y nos encontramos sin atisvos de sofoco.


Examinemos a los protagonistas:
-Brendan Fraser: Deberíamos compadecernos de él. Si a Daniel Day Lewis le dejaron un año entero para preparar su papel de magnate del petróleo en Pozos de Ambición, a Fraser le deberían haber dejado toda una vida para preparar su rol en esta obra, y es que lo presentan con un sinfín de ocupaciones: arqueólogo, minero, biólogo, físico, químico, ingeniero informático, vulcanólogo, marinero, pirotécnico, buzo... esto y mucho más aderezado con unas dotes atléticas excepcionales: hace saltos de récord olímpico, se cuelga en las barcas con la agilidad de un experto gimnasta, su natación solo encuentra parangón en la de Michael Phelps y su velocidad pone en ridículo los récords de Usain Bolt.
Por Dios, está bien querer imitar a Indiana Jones; pero no, quererlo dejar en mal lugar.
-La chica: Sin duda, los fans de Doraemon deberían abstenerse de ver esta obra, dado que la chica no es más que una competidora del simpático muñeco de animación. Y es que, su mochila, que da la impresión de ser normal, parece tener unas caracterísiticas sobrenaturales; si no, es imposible explicar como de ella pueden salir: multitud de bengalas, tela suficiente para fabricar una vela, tres cascos con linternas, varias barritas energéticas y, al menos, 180 metros de cuerda, si no me fallan los cálculos.
¡Que tiemble Doraemon, esta chica no se anda con bromas!.
-El niño: ¿Qué se va a decir de un niño mimado que hace de niño mimado?
Hay que ver los avances tecnológicos de los que podemos gozar... ya podemos entrar en el Google a más de 10000 pies de altura a través del Wi-Fi de una PSP sin tener que sufrir tiempos de espera... y a mi, que no me dejan encender ni el móvil cuando viajo en avión...
Aunque, lo mejor de la película son los diálogos filosóficos del niño: "¿Y esto qué es?", repite constantemente. ¿Es que se encuentra siempre ante la infinitud de lo desconocido y busca explorar todo aquello que lo hace sentirse pequeño... o será más bien que se hace esta pregunta al ver los desastres argumentales que se suceden a lo largo del desarrollo de la película?
En fin, si usted pretende viajar a Islandia, recuerde que la franja diurna dura 6 meses y no 12 horas.
Para finalizar, querido amigo, me gustaría pedirle que me avisase si conoce la marca de gomina de los protagonistas, ya que resiste caídas kilométricas, inmersiones en grandes océanos y carreras sin fin... sin dejar que se mueva ni un solo pelo.

Corre, Lola, Corre (Lola Rennt)...


Con la experiencia ganada como miembro de la Generación MTv, Tom Tykwer realiza un excelente thriller de acción trepidante en el que el espectador no tiene ni un momento libre para poder parpadear.
La diversión y la tensión están aseguradas de principio a fin, tanto por el argumento, que al tener tres finales alternativos, alcanza tres momentos de clímax distintos, como por la calidad de la dirección, ya que Tykwer realiza un brillante juego en el que adapta los efectos característicos del videoclip a las características del largometraje: entre ellos destacan los planos envolventes dentro de varios escenarios, la introducción con efectos de animación, o los filtros de imagen, que aportan angustia y tensión en algunas escenas base...
Seguramente, con esta actuación, Franka Potente abre las puertas al cine comercial, que le brindará un papel en el fantásitico thriller El Caso Bourne. Y es que la actriz, en esta obra, no deja de poner en alerta al espectador, manteniendo la tensión correctamente, que es lo que mejor se le puede pedir a una actuación de un thriller.
La B.S.O. es un gran compendio de música electrónica que le sienta a la película como anillo al dedo, contribuyendo a realzar el dinamismo de las escenas de acción.
spoiler:
A parte de un argumento principal, que se desglosa en tres finales, en los que Lola debe salvar a su novio Mani, en la obra aparecen varias historias paralelas. En ellas observamos un magnífico juego del director, que nos las presenta a través de una original superposición de fotografías. Y, al gozar el film de un estupendo montaje, el espectador no solo está ansioso por conocer los distintos finales del argumento, sino que también se siente intrigado por conocer los cambios en las historias paralelas de los personajes secundarios.
El contrapunto de la obra se puede encontrar en la falta de realismo o en pequeños detalles absurdos, como los constantes gritos de la chica, tan estridentes que rompen los cristales. Este tipo de detalles pueden disgustar a los espectadores más exigentes, aunque no fueron motivo suficiente para hacer perder a la película la gran reputación internacional que ha tenido. Y es que, desde que fue premiada en el festival de Sundance, el año de su estreno, la carrera de la película fue tan veloz y larga como la de nuestra querida protagonista.

jueves, 19 de agosto de 2010

Día 2: De nuevo parezco estar ante una nebulosa que me impide ver un horizonte claro y despejado. Mi mente vuelve a protestar airada por la sacudida despiadada que la ha despertado de su relajado letargo; sin embargo, la escaramuza de ayer parece que ha puesto fin a la fatigosa batalla de dar origen a una idea que esconda la faz del vacío... Por ello, aquella Bella Durmiente que antes descansaba en profundo sueño ha permitido que su hechizo fuese roto por un príncipe azul llamado esfuerzo, y por fin ha logrado levantarse con ímpetu, deseosa de poder escribir el segundo capítulo de esta historia caótica, fruto de las aventuras de un fantasioso joven; un joven que quiere volar a través de un mundo donde la ilusión se transforma en esperanza y los recuerdos en realidades, intentando llegar a la madurez a la que todo ser humano aspira...
Pues bien, este segundo capítulo está dedicado a un evento que hizo las delicias de muchos jóvenes cristianos de la Península Ibérica. Muchos sabréis que estoy hablando de la PEJ (Peregrinación y Encuentro de Jóvenes). No voy a dedicarme a hacer una descripción exhaustiva de la misma por dos razones: en primer lugar porque existe una página web dedicada exclusivamente a patrocinar y explicar con detenimiento el origen y desarrollo del acontecimiento; y, en segundo lugar, porque ya no podremos disfrutar de él hasta la próxima década; tiempo suficiente para poder publicar sucesivas entradas en este u otro blog.

Más bien, prefiero centrarme en lo que me ha llegado a lo más hondo de mi corazón durante esos siete días inolvidables: no voy a negar que Aquel a quien he dedicado la primera entrada del blog sigue jugando un papel importante, pero en este caso no voy a centrar en Él mis palabras, sino más bien en un pequeño -o no tan pequeño- grupo de personas a los que desde aquel momento -y espero que por el resto de nuestras vidas- los conozco calificándolos a través de un denominador común conocido como amistad. Y no hablo de amistad en un sentido genérico, como una realidad intrascendente que mueve a compartir momentos de ocio inolvidables sin mayor repercusión en nuestras vidas; tampoco hablo de una amistad que gira como el tambor de un revólver, que solo juega a favor de aquel que controla la dirección de su destino; ¿acaso podría ser la unión de dos personas que comparten su tiempo en hacerse el bien el uno al otro? podría ser, pero tampoco me refiero con esto a lo que quiero designar como amistad.


No voy a dar los nombres de aquellos a los que considero mis verdaderos amigos, porque sería una falta de cortesía y respeto hacerlos protagonistas de estas líneas pobres y contingentes sin su consentimiento explícito. Sin embargo, estoy plenamente convencido de que aquellos a los que van destinadas estas líneas se darán por eludidos al leerlas, y quizás se encuentren reflejados en ellas.
Pero, volviendo al meollo del asunto y dejando de lado la digresión, no puedo más que decir que los verdaderos amigos son aquellos que se asemejan a lo que un sabio macedonio del siglo IV a.C. al que todos conocemos, Aristóteles, hizo centro de sus reflexiones cuando decía: "¿Qué es un amigo? Un amigo es una sóla alma que habita en dos cuerpos diferentes"... Una sola alma que es capaz de unir fronteras, de hacer que dos o más personas compartan un mismo sentir, de hacer que dos trozos de madera y unos hierros regalados por un humilde anciano que viste de blanco al mundo hagan sentir que un par de personas comparten una misma meta; una sola alma que permite que una sonrisa sea vehículo suficiente para sentir el aprecio de alguien que estaría dispuesto a ceder sus deseos por los tuyos, o que la palabra hermano ya no tenga que ver exclusivamente con la herencia sanguínea, sino con los mismos sueños que dos AMIGOS comparten...
A ti, mi gran amig@ de la PEJ, GRACIAS!!!

miércoles, 18 de agosto de 2010


Cada vez que tu mano blande como una espada un instrumento de escritura, bien sea un lápiz, un bolígrafo, una pluma... incluso un cincel o el quizás más sofisticado teclado de un ordenador, y los engranajes de tu mente comienzan a chirriar entonando un canto de protesta por interrumpir su retiro en las colinas de la vaguería, comienza un juego, a modo de batalla, entre aquello que queréis decorar plasmando vuestros pensamientos, y vuestro intelecto, que comienza a funcionar como un coche patrulla en su búsqueda frenética de un fugitivo; un fugitivo, que en este caso no es más que una idea a la que podamos considerar digno ocupante de la primera entrada de nuestro blog...

Y, como no podía ser de otra manera, debemos ceder tal honor al Único en el que todos los caminos confluyen, a Aquel en quien todas las cosas se hacen posibles, al Señor que permite que estas letras se junten dando consistencia y coherencia a unas palabras pobres y escasas, incapaces de contener entre sus muros la descripción de un acto de amor que desborda todo límite que el hombre pueda elaborar con su pensamiento, el acto de su entrega total a los hombres... Por Él y para Él va dedicada esta primera entrada.

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