En el rincón más oculto de la fantasía, la realidad baila una danza macabra con la ficción y los recuerdos disfrutan sus días cortejando a los deseos, que juegan caprichosos por los bucólicos jardines del palacio de la esperanza. Allí todo tiene un lugar donde reposar como una gota de agua que se funde al caer en el mar. Os doy la bienvenida a un mundo donde el caos cobra armonía... esto es el mundo de Doblezero.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Soy cristiano

Así es, has leído bien el título: soy cristiano. Lo he vuelto a repetir; si te he ofendido con ello, estimado lector, te pido disculpas, ya que no era mi intención herir tus sentimientos, al igual que los crucifijos que cuelgan (o que en la mayor parte de los casos, colgaban) en las aulas, despachos o recepciones tampoco pretenden que nadie se sienta (o sintiese) incómodo. Si, por la contra, te sientes identificado/a con estas palabras, quizás formes parte de un grupo de valientes del cual me enorgullezco de ser partidario; sí, sí, de valientes he dicho, y me jacto de ello aunque, como dice un amigo mío, formamos parte de una selecta minoría que va en decrecimiento (sea dicho, de paso, que no estoy de acuerdo con ello; será que confío en la Providencia o quizás, simplemente, que me gusta llevar la contraria).
El caso es que los medios de comunicación a modo de músculos y el abuso de poder como su articulación principal dan consistencia a un gran sistema vertebrado cuyo esqueleto no es otro que destruir todo atisbo de trascendencia en el ser humano. Con el bisturí de la manipulación pretenden diseccionar nuestro baúl interior, donde están guardados, entre otras cosas, nuestros valores. ¡Qué pobres infelices somos! Al fin y al cabo, los hombres hemos hecho zarpar el barco del poder y, ahora, el propio barco, como si de un espectro fantasma se tratase, se alza en rebelión contra su propio capitán.
Nuestras mentes se están convirtiendo en unidades virtuales carentes de todo tipo de información; estamos en manos de un gran hacker que está destrozando nuestra CPU con el gran virus del sinsentido; el cual, penetra, a la velocidad de la luz, por la gran red de la sociedad. Existe un potente antivirus, un indestructible candado que puede hacer de aquel baúl de los valores un bastión inexpugnable: su nombre es Dios; no está patentado por Microsoft ni por Apple y tampoco pertenece al amplio espectro de software libre de Linux. Sin embargo, te aseguro que ofrece una calidad sin parangón y tiene garantía ilimitada; puedes disponer del servicio técnico las 24 horas del día y, si no quedas satisfecho con las prestaciones obtenidas, no sólo te devuelven lo que has invertido, sino que, para mejorar la rentabilidad, proporciona un gran número de intereses.
Para su obtención basta con un simple registro que se realiza a través de la conversión de corazón y es suficiente con la aceptación de los términos legales, como es habitual en los registros. Para completar la información puedo resumir estos términos legales en las dos exigencias principales: fidelidad y oración. Solo el proveedor oficial del producto, y en situaciones especiales un intermediario, el sacerdote, podrán tener acceso a tu I.P., a la que llamaremos, por si alguien desconoce estos términos informáticos, conciencia. Y, claro está, tienen opciones extra como es la posibilidad de obtención de datos personales en función de una comunicación a terceros. Esta función, optativa, recibe el nombre de testimonio, y, si bien es voluntaria, también es muy recomendable.
No soy el mayor conocedor del producto pero, como se aprecia obviamente, estoy muy satisfecho con los resultados obtenidos. Te invito, amigo/a a que colabores en esta campaña de marketing. Los fabricantes de aquel gran virus que citábamos intentan, con todos los medios posibles, destruir esta campaña, de ahí que comenzasen por eliminar los logotipos de la marca, que no son otra cosa que los crucifijos que nombrábamos al comienzo de estas líneas. ¡Pobres de ellos! No se dan cuenta, por ejemplo, de que, aunque a alguien le quiten todas las fotos de su familia, en lo más hondo del recuerdo y en la alacena del sentimiento, que cuelga en la estantería del corazón, permanece sólidamente grabada la existencia de esa familia en su interior. Está claro, nos quieren quitar las representaciones de Dios; pero, Dios permanece para siempre.
Dicen que los cristianos vivimos de una fantasía, que Dios no existe. Podría ser, no lo se. Quizás tengan razón y, como niños pequeños, nos divertimos a través de un simple sueño. Es posible que no exista un Más Allá y que todo se acabe en el vacío. A lo mejor no existe nada y, simplemente, vivo feliz con mi fábula. Pero ¿y si se da la casualidad de que Dios existe de verdad? ¡Pobrecillos! Ellos se lo pierden.

2 comentarios:

  1. Bravo comentario. Y feliz vida la que así se construye. Enhorabuena por el blog. Un abrazo y te aseguro que seguiré leyéndote. Tu amigo

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar

SEGUIDORES